Turismo sostenible: cómo cuidar el planeta

Formas de viajar hay muchas y, cada vez son más, las alternativas al turismo tradicional. Si bien es cierto que los destinos de sol y playa son la fuente de buena parte de los ingresos del sector, no es menos cierto que el turismo sostenible se perfila como una alternativa que cobra fuerza. Una de las razones del ascenso de este tipo de propuestas (asociadas tradicionalmente con el turismo verde o ecológico pero que ofrecen un sinfín de matices) tiene que ver con la paulatina concienciación por el respeto al medio ambiente o el desarrollo sostenible.

El calentamiento global lleva décadas evidenciando la realidad de un cambio climático que, queramos o no, es consecuencia de malas praxis, muchas veces, vinculadas al desarrollo de un turismo salvaje que, hasta hace apenas unos años, apenas prestaba atención a cuestiones como la flora y fauna, la contaminación del medio ambiente o el desarrollo sostenible.  Esa visión, relativamente reciente, del turismo responsable se traduce en una experiencia basada en el respeto, no sólo de la población local sino también del propio patrimonio cultural, el medio ambiente y hasta el propio viajero.

De la suma de todos ellos surgen experiencias que aportan al viajero algo más que comodidad y descanso a unos precios interesantes. Se trata de viajes sostenibles llenos de autenticidad en los que cuestiones como el respeto al medio ambiente, la apuesta por la economía local y el desarrollo sostenible van de la mano. En la práctica, no se busca copar el sector sino mejorarlo haciendo que cualquier tipo de turismo sea más sostenible y, en consecuencia, se reduzcan los impactos negativos y aumenten los positivos.

La preocupación por el cambio climático no es nueva. Aunque para los más jóvenes disfrutar de un invierno con nieve en la ciudad sea casi una fiesta, quienes peinan canas recuerdan con nostalgia los tiempos en los que las Navidades blancas eran algo habitual. Tampoco el sofocante calor de los últimos veranos, con olas que no dan tregua y mercurios por encima de los treinta grados hasta bien entrado el otoño, escapa a la curiosidad de los más inquietos. El calentamiento global es una realidad incontestable y el turismo, como tantas otras actividades, es en parte responsable del mismo.
Las consecuencias del cambio climático son ahora más evidentes que hace veinte años. Cambios en la fauna y flora local, fuertes lluvias y fenómenos climáticos extremos hasta ahora poco frecuentes, aumento del nivel del mar… El reflejo del impacto del ser humano en el medio ambiente da qué pensar y cambiar los hábitos apostando, por ejemplo, por un  turismo sostenible es una manera de contribuir a paliar los efectos de unas costumbres que se antojan como una de las causas del cambio climático.
Turbina eólica proporcionando energía limpia.

Hasta el más mínimo gesto puede contribuir a hacer un turismo responsable y es que, como decíamos, no se trata de copar el sector con alternativas eco friendly sino, más bien, cambiar la mentalidad para hacer que cualquier viaje cumpla con los principios del respeto al medio ambiente, la población y la economía local. El turismo sostenible se asienta, precisamente, en esos principios de sostenibilidad, considerando los efectos de estas prácticas buscando atender tanto las necesidades del viajero como el desarrollo sostenible.

La autenticidad de este tipo de experiencias reside, en buena medida, en esa apuesta por la dinamización de la economía local, compartiendo con la población, no sólo el espacio físico, sino costumbres, tradiciones… Apostar por alojamientos locales, respetuosos con el medio ambiente, compartir platos  típicos de la gastronomía del destino en cuestión, mimetizarse con las costumbres propias del lugar visitado… Son pequeñas prácticas propias de este turismo responsable que impulsa las comunidades locales, al tiempo que crea conciencia sobre los problemas y necesidades del entorno, protege al medio ambiente y promociona la participación de la comunidad en la conservación y promoción de sus recursos.

En definitiva se trata de apostar por un desarrollo sostenible que, en términos sociales y económicos, crea empleo y reduce los niveles de pobreza, mientras que, en lo que a medio ambiente se refiere, apuesta por la eficiencia en el uso de los recursos naturales, la protección ambiental y la lucha contra el cambio climático.

¡Comparte en tus redes!