Viajar con enfermedades cardiovasculares

Aunque no existen contraindicaciones que impidan viajar a las personas con problemas cardiacos y relacionados, si tienes algún tipo de enfermedad cardiovascular, tus preparativos antes del viaje, y tus cuidados e información durante el mismo, son de vital importancia. 

Te damos algunos consejos que te serán de utilidad si viajas con problemas del corazón.

No existe casi ninguna contraindicación para viajar para las personas con problemas cardiacos, hipertensión, marcapasos o trombosis coronaria. Incluso si tu enfermedad es grave, esto no debe impedirte viajar. Debes cumplir tres condiciones: conocer y comprender tu propio cuerpo y sus reacciones, sigue al pie de la letra las indicaciones de tu médico y, sobre todo, debes saber cómo adaptar tus planes de viaje a tus capacidades físicas y tu enfermedad.

Por lo tanto el primer paso obligatorio de tu viaje es visitar a tu especialista del corazón. Esta consulta debería tener lugar varias semanas antes de salir, o cuando decidas a dónde vas. En este momento tu cardiólogo evaluará los riesgos aceptables relativos a tu viaje, y llevará a cabo un examen médico completo o ciertas pruebas como un electrocardiograma, el ecocardiograma, prueba de aptitud física, etc. Él o ella también medirá la compatibilidad de tus medicamentos con los tratamientos que puedes necesitar durante tu viaje (pastillas para la malaria, medicamentos para la diarrea, antiinflamatorios...) y la dieta tendrá que adaptarse a tu condición. Tu médico te dirá qué situaciones que debes evitar: frío, calor, humedad y la altitud...

Aprovecha la ocasión para revisar los principales factores de riesgo cardiovasculares (diabetes, hipertensión arterial, tabaco, colesterol...). Pregúntale a tu médico por los síntomas, las manifestaciones y signos de alarma en relación con tu enfermedad. Si estás familiarizado con ellos, serás capaz de reaccionar de forma apropiada y rápidamente mediante la consulta de un médico en caso de un problema, y por el contrario, podrás evitar las preocupaciones inútiles y la ansiedad ante síntomas benignos. En caso de enfermedad crónica o si tienes un historial médico complicado pide a tu médico que te redacte un informe médico, preferiblemente en inglés, que resuma tu situación (antecedentes, descripción de su enfermedad, los casos del pasado, los resultados de recientes ensayos, etc.) y que mencione tu tratamiento habitual y su DCI. También recuerda llevar una fotocopia de tu ECG reciente (electrocardiograma) contigo.

Nunca te alejes de tu tratamiento habitual, ni siquiera en el avión. Siempre debe estar contigo así como un duplicado de tus recetas, especificando el nombre internacional de cada uno de sus medicamentos: la DCI (denominación común internacional). Por ejemplo, el DCI de la aspirina es el ácido acetilsalicílico. De esta manera podrás reemplazar o encontrar rápidamente su equivalente en cualquier lugar. Antes de partir, tu médico podrá:

  1. Renovar tu tratamiento, agregar o quitar ciertos medicamentos, y adaptar sus cantidades
  2. Te informará acerca de cuándo tomar tus medicamentos de acuerdo con el cambio de hora, sobre todo si has realizado un vuelo muy largo
  3. Prescribir y explicar el uso de medicamentos de emergencia que son críticos para ciertas enfermedades (coronaropathy, diabetes...).

Márchate con un tratamiento bien adaptado que hayas seguido durante, al menos, dos semanas, y provisiones suficientes. De hecho, sería muy poco razonable viajar al día siguiente de haber introducido un nuevo medicamento a su tratamiento habitual o haber hecho un cambio significativo en la dosis. No olvides tu su spray o medicamento de emergencia.

El entorno de aire en el interior de un avión es muy particular. Los actuales aeroplanos suelen alcanzar alturas relativas de 1.800 - 2.400 metros (5.400 - 7.200 pies). El oxígeno es, por tanto, más escaso que al nivel del mar. Un paciente que sufre de una deficiencia cardíaca grave puede no tolerar estas condiciones, al igual que puede no ser capaz de tolerar viajes a grandes alturas. Tu especialista del corazón puede informarte de los riesgos asociados. Durante el vuelo, es necesario mantenerse hidratado regularmente beber mucha agua, evitar el consumo de alimentos salados o sal a tu comida.

Para evitar la flebitis, afloja tu ropa, evita el uso de pantalones ajustados y zapatos de cordones, quítate los zapatos y ponte un par de calcetines cómodos. No te quedes en tu asiento todo el tiempo, intenta levantarte don regularidad y caminar por los pasillos. Si no puedes levantarte y caminar con frecuencia, no dudes en realizar ejercicios en tu asiento, trabajando todos los diferentes grupos musculares en las extremidades inferiores: pies, pantorrillas y los muslos. Luego relaja todos tus músculos y respira profunda y lentamente. Tu médico de familia puede prescribir un tratamiento acorde a tu situación, usar medias o incluso anti-coagulantes.

Recuerda que las vacaciones se supone que son relajantes. Limita tus excursiones, visitas guiadas o las actividades físicas intensas, especialmente si estás fuera de forma. Después de un largo viaje, plantéate tomarte unos días tranquilos que te aseguren una estancia normal durante el resto de tus vacaciones. Vete a  la cama a una hora razonable y no te levantes antes del amanecer.

Elige actividades que sean fáciles y agradables, como caminar. Evita cualquier cambio radical en la dieta y no comas en exceso. Recuerda que la sal contribuye a la hipertensión arterial y agrava la insuficiencia cardíaca. Si tienes cualquier problema durante el viaje, no esperes a llegar a casa para consultar a un médico. El médico de tu empresa de asistencia está disponible para resolver cualquier pregunta o duda que puedas tener sobre tu salud.

Es importante que los viajeros con medicación con anticoagulantes prolongada vigilen muy de cerca su tratamiento, incluso durante sus vacaciones, especialmente si sus vacaciones se prolongan  varias semanas. Es esencial contar con la opinión del especialista del corazón. Él / ella puede requerir que las muestras de sangre se tomen in situ y por eso es importante saber con anticipación si estos exámenes pueden llevarse a cabo a nivel local.

Es muy importante tomar rigurosas precauciones para evitar infecciones secundarias en los viajeros con enfermedades valvulares o que tienen prótesis de válvula cardíaca: debes concertar una cita para ver a tu dentista unas semanas antes de salir (para finalizar un tratamiento si es necesario, para recibir tratamiento inmediato para oído, nariz o infección en la garganta, así como el tratamiento para cualquier herida de la piel o infecciones. Ponte en contacto con los médicos de tu empresa de asistencia y pide su opinión si se produce algún episodio de fiebre por leve que éste sea.

Los viajeros con marcapasos o desfibrilador deberán comprobar que su dispositivo funciona bien antes de salir. Evita los deportes violentos y los elementos de compresión, tales como correas de la mochila. Avisa al personal de seguridad en el aeropuerto de que llevas un marcapasos, así como para la cirugía menor (la lanceta eléctrica puede alterar el marcapasos o la compensación del implante desfibrilador de forma prematura.) Recuerda llevar tu tarjeta de marcapasos contigo, ya que describe el tipo, cómo está regulado y los exámenes electrofisiológicos de mantenimiento.

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