¿Qué es la propiedad intelectual
y cómo se protege?

Es probable que ya tengas una idea bastante acertada de qué es la propiedad intelectual. Sin embargo, el tema es bastante complejo y en él se mezclan, a veces de forma poco rigurosa, conceptos como las patentes, derechos de autor, marcas y muchos otros. En este artículo tratamos de resolver tus dudas.

En primer lugar, es necesario aclarar la diferencia que existe entre propiedad intelectual y propiedad industrial:

  • La propiedad intelectual es aquel derecho que protege las creaciones del espíritu humano de carácter único y altamente personal. Se trata, por ejemplo, de las obras musicales, literarias, de pintura, escultura, arquitectura, etc.
  • La propiedad industrial, por su parte, protege aquellas creaciones vinculadas con el ámbito industrial, no únicas, y que se plasman en patentes, modelos de utilidad y similares.

De este modo, también la protección de estos derechos se realiza de forma distinta, como ahora veremos.

La protección de la propiedad intelectual es un tema de permanente actualidad en la era de internet. Así, la descarga o reproducción en streaming de música y películas, la difusión de fotos online  y muchos temas similares dominan el debate actual sobre derechos de autor en el mundo digital.

La propiedad intelectual en España viene regulada en la Ley de Propiedad Intelectual (Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril) y su protección corresponde al Registro de la Propiedad Intelectual, dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte.

El núcleo de la propiedad intelectual son los denominados derechos de autor, que la ley define como aquel derecho que corresponde al autor sobre su obra por el mero hecho de haberla creado. Por tanto, el hecho de registrar las obras simplemente servirá como medio de prueba de esa autoría.

La propiedad intelectual de una determinada obra atribuye a su autor una serie de derechos sobre ella:

  • En primer lugar, el derecho moral. Este es un derecho irrenunciable e inalienable que corresponde al autor y le permite decidir si quiere o no divulgar su obra y cómo hacerlo, exigir el reconocimiento de su autoría, garantizar la integridad de la obra, modificarla e impedir su modificación, etc.
  • En segundo lugar, los derechos de explotación, mediante los cuales el autor puede explotar su obra de la forma que considere oportuna y, en particular, a través de la reproducción, distribución, comunicación pública y transformación. Todas estas actividades requieren la autorización previa y expresa por parte del autor de la obra. En caso de duda sobre la utilización de obras protegidas, es recomendable contar con asesoramiento legal.
  • Por último, le corresponden también al autor otros derechos relacionados con su obra, de entre los que destaca el reciente (y polémico) derecho de compensación equitativa por copia privada (introducido en la ley en el año 2017).

Las patentes son, quizás, el sistema más conocido de protección de la propiedad industrial. De este modo, podemos definir la patente como un derecho exclusivo sobre una determinada creación o invención de productos o procedimientos con utilidad industrial.

En consecuencia, el titular de la patente podrá decidir si la invención puede o no ser utilizada por terceros y de qué forma. Con carácter general, la patente solo está vigente en el territorio en que se registra, y tiene una duración de veinte años.

Además de la patente, en España hay otros tipos de propiedad industrial:

  • Los modelos de utilidad, que son muy similares a las patentes pero de menor rango inventivo. Ambas creaciones se engloban en el concepto de invenciones industriales.
  • Marcas y nombres comerciales.
  • Diseños industriales.
  • Topografías de Productos Semiconductores.

Si quieres saber cómo patentar una idea, puedes dirigirte a la Oficina Española de Patentes y Marcas para conocer en detalle el procedimiento.

Como ves, el tema de la propiedad intelectual e industrial es muy amplio y complejo. De hecho, la legislación y los sistemas de protección de estos derechos han tenido que actualizarse a un ritmo vertiginoso para poder adaptarse a los retos del mundo digital. Se trata, en definitiva, de hacer compatibles los derechos de autor con la necesidad de difusión de la cultura y el avance tecnológico.

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