Como sabes, el aspecto de la vivienda es clave tanto para conseguir inquilino como a la hora de fijar el precio del alquiler.
En la mayoría de ocasiones, no son necesarios grandes cambios ni reformas complejas. Basta revisar ciertas cuestiones básicas (fontanería, electrodomésticos…) y hacer algunas mejoras estéticas. Los aspectos más importantes que debes tener en cuenta son los siguientes:
En algunos casos, las pequeñas reparaciones pueden no ser suficientes para preparar tu vivienda para alquiler.
Por ejemplo, si el baño se ha quedado muy anticuado o la cocina está bastante deteriorada, puede merecer la pena que te plantees una reforma. Sin duda, estas dos estancias son las que más rápido acusan el paso del tiempo y, en consecuencia, las que más agradecen una reforma.
No obstante, en algunos casos podría ser interesante acometer una reforma integral. Aunque la inversión sea considerable, puede marcar una gran diferencia a la hora de fijar el precio de alquiler.
A la hora de alquilar tu vivienda, hay dos aspectos de vital importancia: la elección del inquilino y la redacción del contrato.
En ambos casos, debes tratar de proteger tus intereses y cubrirte frente a futuros problemas, especialmente la falta de pago, daños en la vivienda, etc.
Plantéate qué garantías vas a exigir al inquilino parar firmar el contrato, tales como nóminas o contrato de trabajo. Estudia varios modelos de contratos de alquiler y asesórate sobre las exigencias legales en tu comunidad autónoma. En definitiva, intenta reducir el riesgo del contrato.
En cualquier caso, si tienes dudas acerca de estas u otras cuestiones relacionadas con el arrendamiento, podría ser interesante que contases con un seguro de protección legal.
Como ya sabrás, aunque tomes todas las precauciones necesarias, es imposible evitar la eventualidad de que el inquilino deje de pagarte. Es un riesgo que debes asumir al poner tu vivienda en el mercado.
Sin embargo, hay formas de minimizar o, incluso, cubrir este riesgo.
En primer lugar, como decíamos en el apartado anterior, es imprescindible realizar una buena selección de inquilino y firmar un contrato con todas las garantías legales.
Pero, además, existe una herramienta de gran utilidad para el propietario, que muchas veces pasamos por alto: el seguro de impago de alquiler.
Estas pólizas te cubren frente a cuestiones como la falta de pago de la renta o la reparación de daños por actos vandálicos. Además, pueden también ofrecerte asesoramiento jurídico durante el período de alquiler, entre otras coberturas.
Como has visto, no es difícil preparar tu vivienda para alquiler y tomar algunas precauciones parar reducir el riesgo de impago. Sin duda, merece la pena que dediques algún tiempo a estas cuestiones. Así podrás conseguir una mayor rentabilidad en el arrendamiento y evitar problemas futuros.